Después del atracón, después de la crisis de angustia, después de habernos cortado, después de haber vomitado, después de haber visto todo negro...
¿Qué nos queda?
¿Cuántas veces hemos caído en lo que no queríamos caer? Comemos cantidades siderales de comida, nos provocamos el vómito, nos torturamos mentalmente, nos hacemos sentir basura.
Todos cometemos errores, y eso es normal. El verdadero error es no perdonarnos.
Nos sometemos a tanta presión y es normal que de vez en cuando perdamos el control. Y eso está bien, somos humanos. Sería preocupante si no nos equivocáramos cada cierto tiempo.
Esta semana caí en atracones dos veces, y me sentí una mierda después de eso. No paré de torturarme hasta que hoy me dije: ya fue.
Y es que una vez que hemos cometido el error, por más grande que sea, nos queda sólo una salida y esa es corregirlo. Pensar en la corrección de un error nos brinda una nueva oportunidad, y eso por si mismo es una fuente de esperanza.
¿Y qué seríamos sin la esperanza?
Hoy escuché a una tía hablando de que la vida es lo que es, no lo que pudo haber sido, o lo que no fue. Nuestros días se van tejiendo según lo que vamos haciendo, entonces disfrutemos más del presente, y si nos equivocamos, tomemos el error como una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor.
Nosotras queremos ser más delgadas, queremos vernos mejor, sentirnos mejor, y estamos dispuestas a luchar por eso.
¿Qué es más importante al final? ¿La caída de hoy o todo el esfuerzo hecho durante meses?
Aunque nos torturemos y pensemos lo contrario los números y nuestra imagen dependerán de lo que hagamos la mayor parte de los días. Eso significa que sí podemos salirnos de los esquemas en una minoría de esos días.
Entonces, ya que la cagué, prometo no rendirme. No prometo que cada día vaya a ser perfecto, ni que voy a tener un control absoluto. Pero prometo volver a ponerme las pilas, no perder de vista mi meta, y sobre todo luchar porque esto valga la pena.
Y si me caigo, juro que me voy a volver a levantar.
Nunca es demasiado tarde para comenzar, y ahora que ya me hundí lo suficiente estoy dispuesta a traer de vuelta a mí ese optimismo, a inyectarme suero de sueños. Voy a levantarme para seguir luchando.
Que me equivoqué pero no todo está perdido.
Sé que puedo. Sé que puedo. Sé que puedo.
Soy más fuerte que toda esta mierda.
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Bueno chicas bellísimas, después de mi momento depresivo he dejado otra entrada motivacional, les deseo lo mejor, a las que estaban deprimidas... ARRIBA EL ÁNIMO, NO ES EL FIN DEL MUNDO. Les amo <3
Y como me imagino habrán notado (y escuchado jeje) mi blog está disfrazado de Navidad. Espero que les haya gustado esta decoración festiva, y si no les gustó, espero que al menos las haya hecho sonreir.
Sin más que decir,
les manda buenas vibras
una renovada y navideña
Mura.